El petróleo se desploma ante la ‘nueva estrategia’ de la OPEP de mantener la producción

El precio del petróleo se desplomó más de un 8% ayer a mínimos de cuatro años después de que la OPEP decidiese no rebajar su objetivo de producción pese a los meses que se acumulan de caídas de los precios que han dañado los presupuestos de muchos miembros del cártel.

La decisión hizo caer las acciones de empresas energéticas, debilitó las divisas de los exportadores de petróleo y ensombreció las perspectivas para los productores estadounidenses de hidrocarburos poco convencionales (shale). Y todo ello con el trasfondo del desplome próximo al 40% sufrido por el precio del petróleo desde mediados de junio.

Mientras el grupo anunciaba que prolongaría su actual techo de producción diaria de 30 millones de barriles, el Brent negociado en ICE para su entrega en enero cayó 6,50 dólares a 71,25 dólares el barril. Posteriormente recuperó las pérdidas, cotizando a 72,80 dólares.

Igor Sechin, el poderoso presidente del grupo petrolero estatal ruso Rosneft, predijo que el petróleo podría caer por debajo de 60 dólares en la primera mitad del año que viene, y señaló que la compañía se vería obligada a posponer algunos proyectos costosos.

El rublo ruso, que ha perdido un 27% de su valor desde mediados de junio, registró un mínimo histórico de 48,7 frente al dólar, mientras que las acciones de las aerolíneas europeas y de otros grandes consumidores subieron, en el caso de easyJet un 5,7%.

El repunte de la producción estadounidense, que alcanza su nivel más alto en tres décadas, se ha sumado a unas reservas de la OPEP muy por encima del objetivo y a la ralentización de la demanda de petróleo en China y Europa, saturando así el mercado.

La decisión de no modificar el objetivo de producción supone un importante cambio con respecto a la política tradicional del cártel, que intenta apuntalar los precios mediante recortes de la producción.

Esto sugiere que la OPEP, y en especial su mayor productor y líder de facto, Arabia Saudí, espera poner a prueba el valor de los operadores estadounidenses de shale y evaluar de qué forma podrían impactar unos precios más bajos en el crecimiento de la producción.

“No lo llamaría una guerra de precios, pero es una prueba muy agresiva para el shale estadounidense”, comenta Jamie Wenster, un analista de petróleo de la consultora IHS Energy. “Es una nueva estrategia de la OPEP”.

Sin embargo, también es un test para varios miembros más pobres de la OPEP. Los productores con bajos costes y grandes reservas de divisas extranjeras como Arabia Saudí están dispuestos a soportar un periodo de crudo barato, mientras que Venezuela, Nigeria e Irán necesitan precios más altos para equilibrar sus presupuestos. En los días previos a la reunión de ayer, algunos miembros, especialmente Venezuela, han pedido abiertamente recortes de la producción. Amrita Sen, un analista del petróleo de Energy Aspects, señala: “Esto se está convirtiendo en una lucha para ver [quién tiene] más dinero, en la supervivencia del más fuerte”.

En su comunicado final, la OPEP dijo que mantendría sus actuales niveles de producción en aras de “restaurar el equilibrio del mercado”, lo que es un claro indicio de que cree que la cura para la creciente saturación de petróleo es un precio más bajo.

Ese mensaje se hizo eco de las declaraciones previas del ministro del Petróleo saudí Ali al-Naimi, que dijo antes de la reunión que esperaba que el mercado “se estabilizase por sí solo”.