Cuando hay carencia de vitamina D: causas, síntomas y tratamiento. La vitamina D se sintetiza a través de la piel y solo una pequeña parte proviene de la dieta. En España, a pesar de ser un país con un gran número de horas de sol al año, en los últimos años se ha detectado un déficit creciente de esta vitamina debido, principalmente, a la escasa exposición solar. Las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir este déficit de vitamina D son las que padecen enfermedades que provocan su mala absorción, como los celíacos; las que toman ciertos medicamentos como corticoides; las que tienen sobrepeso; las que sufren insuficiencia renal o las embarazadas, entre otras. Los ancianos y los niños pequeños también son población de riesgo porque la gente mayor sale menos de casa y, por tanto, tiene una exposición más reducida al sol y, en el caso de los menores, estos suelen ir más protegidos de los rayos solares. ¿Para qué sirve la vitamina D? La vitamina D tiene un papel fundamental en el buen funcionamiento del organismo porque interviene en procesos como la absorción y el mantenimiento de los niveles de calcio, que son imprescindibles para que el sistema nervioso funcione correctamente y para que los huesos estén mineralizados. ¿Qué síntomas provoca el déficit de vitamina D? Si te falta vitamina D, lo más probable es que no tengas ningún síntoma. Sin embargo, la falta de este tipo de vitamina puede producir cansancio, dolor o debilidad muscular, sobre todo en la parte inferior de la espalda y en las caderas. Estos síntomas solo aparecen cuando los niveles se mantienen muy bajos durante mucho tiempo. Así que, si estás cansado o te duele la espalda, pero no perteneces a los grupos de riesgo explicados más arriba, lo más probable es que la causa sea otra, aunque es recomendable que consultes con tu médico si este malestar puede atribuirse a un déficit de vitamina D. Tratamiento Varios estudios demuestran que el tratamiento con vitamina D en personas ancianas disminuye el riesgo de fracturas y de caídas. Sin embargo, no hay pruebas de que corregir el déficit de vitamina D mejore o prevenga otras alteraciones de la salud, por lo que debe ser el médico quien decida qué tratamiento se debe establecer en cada caso. Consejos Dieta: La dieta solo aporta un 10 % de la cantidad de vitamina D que necesitamos; por tanto, comer alimentos que la contengan, aunque beneficioso, no es suficiente para tratar su déficit. Está presente en pescados grasos (arenque, salmón, caballa), en la yema de los hue¬vos, en la carne y en alimentos fortificados. Sol: Tomar el sol sin protección ayuda a que el cuerpo genere vitamina D, pero no se recomienda para tratar su déficit, debido al riesgo de cáncer de piel. Por eso, la exposición debe ser controlada y comentada previamente con el médico. Suplementos de vitamina D: El tratamiento, cuando los niveles son bajos, se basa principalmente en medicamentos que contienen vitamina D. Existen preparados diarios y también concentrados para tomar semanal, quincenal o mensualmente. Cuando esto no es suficiente, generalmente se combina esta suplementación de vitamina D con la ingesta de calcio. Además, cada 3 o 6 meses se suelen realizar análisis de sangre para determinar los niveles hasta que se regulen. Aunque es muy poco frecuente, la intoxicación por vitamina D puede ser grave: nunca tomes suplementos por tu cuenta y consulta con tu médico o farmacéutico.

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