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Envenenan, sangran o provocan orgasmos: esta son las setas más extrañas del planeta

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Octubre es el mes de las setas por excelencia en muchos países. Más allá de los champiñones que ponemos en algunas pizzas hay todo un mundo de hongos cuyas propiedades y morfología son realmente sorprendentes. Estos son algunos de los más extraños, tóxicos o simplemente curiosos.

Hydnellum peckii, la seta que sangra

Se la conoce como Hongo diente de sangre o Diente del diablo. Habita los bosques de pinos de América del Norte y Europa Central, y cuando están en pleno crecimiento segregan un líquido rojo que recuerda a la sangre. Curiosamente, ese líquido contiene atromentina, un anticoagulante natural similar a la heparina. Es comestible, pero su sabor es desagradable, demasiado amargo y picante.

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Foto: B.Baldassari / Wikimedia Commons

Phallus indusiatus, la seta de los orgasmos

El Hongo de bambú o velo de novia es una seta tropical comestible, y muy fácil de encontrar en los mercados asiáticos. Aparte de su peculiar forma, tiene un montón de principios activos. Un borrador de estudio publicado en International Journal of Medicinal Mushrooms apuntaba a que una variedad de esta seta que crece en Hawai libera un compuesto volátil similar que produce orgasmos espontáneos en un tercio de las mujeres que huelen el hongo. Supuestamente, la sustancia no afecta a los hombres y tampoco está presente en su variedad comestible. En cualquier caso, el estudio nunca se ha vuelto a retomar desde hace más de una década y no existen datos suficientes para corroborar ese dato. Incluso sin esa variedad, el velo de novia es lo bastante raro como para figurar en esta lista.

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Foto: CHAIWATPHOTOS / Shutterstock

Chorioactis, el hongo más raro del mundo

Se la conoce como Cigarro del Diablo o Estrella de Texas, y es el hongo más difícil de encontrar del mundo. Su distribución también es rara. Se ha encontrado solo en algunas zonas de Texas, en Estados Unidos, y en dos pequeñas prefecturas de Japón. Su nombre se debe a su forma de cigarro puro. Cuando libera sus esporas, este cigarro se abre formando una estrella de entre 4 y 7 puntas.

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Foto: Tim Jones / Wikimedia Commons

Clathrus ruber, la Jaula roja

Es una de las setas más inusuales por su forma esférica, que le ha valido el apelativo de Jaula roja. No es comestible, y su interior gelatinoso es rico en manganeso, lo que le otorga un olor repugnante como a carne podrida. La Clathus aprovecha esa peste para atraer a insectos que diseminen sus esporas.

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Foto: Amadej Trnkoczy / Wikimedia Commons

Amanita phalloides, la seta más venenosa

Las Amanitas tienen fama de tóxicas, pero la Amanita phalloides o caperuza de la muerte se lleva el premio a ser el hongo más venenoso para los seres humanos. 30 gramos de su carne bastan para matar a una persona, y su toxina no desaparece ni con la cocción ni al secarla. El veneno es relativamente lento pero puede destrozar el hígado y los riñones. La mayor parte de casos graves de intoxicación requieren un transplante. Para empeorar las cosas, su aspecto anodino hace que se confunda con frecuencia con otras especies que sí son comestibles.

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Foto: Dariusz Majgier / Shutterstock

Amanita muscaria, la seta de los cuentos

Roja y con abundantes motas blancas, la Amanita muscaria es la seta en la que pensamos cuando nos hablan de gnomos y cuentos de hadas. Sin embargo, es tóxica. Solo su contacto paraliza a los insectos que se posan sobre ella, de ahí su nombre. En caso de ingestión puede hasta provocar daños permanentes en el hígado. Al secarse, genera un compuesto psicotrópico, el ácido iboténico, usado en rituales de algunas culturas.

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Foto: H. Krisp / Wikimedia Commons

Mycena chlorophos, luz en la oscuridad

Hay solo tres especies de seta fluorescente, y la Mycena Cholophos es la más conocida. Se da en climas subtropicales del sudeste asiático o Brasil. Su particularidad es que, cuando madura, emite un brillo verdoso en la oscuridad. Esta bioluminiscencia solo dura un día. No se ha especificado si es comestible o no, pero su fuerte olor a amoníaco hace que no parezca muy recomendable al paladar.

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Foto: Wikimedia Commons

Gyromitra esculenta, la seta-cerebro

La Gyromitra esculenta se conoce también como Falsa Colmenilla por su parecido a la familia de las colmenillas, que son comestibles. Sin embargo, la esculenta puede ser mortal si se ingiere cruda. En algunas regiones se come cocinada, pero se recomienda no hacerlo. Su toxina, la giromitrina, es hemolítica y cancerígena. Su forma recuerda a la de un pequeño cerebro.

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Foto: Tomasz Czadowski / Shutterstock

Hericium erinaceus, la seta melena de león

La seta Melena de León debe su nombre a su extraño aspecto, como una mata de pelo blanco de hasta 25 cm colgando de los árboles. Pese a su extraño aspecto, no solo es comestible, sino que se considera una delicia y tiene propiedades medicinales gracias a su abundancia en treitol, arabinitol y ácido palmítico.

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Foto: Lebrac / Wikimedia Commons

Lactarius indigo, la seta de sangre azul

Aunque hay una seta australiana de un vivo color azul (la Entoloma hochstetteri), la Lactarius Indigo es más peculiar porque además de ser blancoazulada, su savia es de un intenso color índigo. El compuesto que le da ese color, el 1-estearoiloximetilen-4-metil-7-isopropenazuleno, es único en la naturaleza. Aunque parece venenosa, en algunas regiones se come.

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Foto: Dan Molter / Wikimedia Commons

Portada: morchella / Shutterstock

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