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Qué pasa si pagas a 67 personas para que suban a un trampolín olímpico y les dejas decidir si saltan o no

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Navegando por Internet te encuentras el siguiente anuncio: Se necesitan personas que nunca se hayan subido a un trampolín olímpico para subirse a uno. No es necesario tirarse a la piscina. Pago: 30 euros. Ese es el comienzo de 10 Meter Tower, un fascinante experimento social convertido en corto.

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67 personas aceptaron el reto en Suecia. Lo interesante llega cuando alcanzan el borde del trampolín y se preguntan qué hacer a continuación. Nadie las obliga a tirarse. Son libres de darse la vuelta y salir de la piscina con los 30 euros en el bolsillo igualmente... y sin embargo... ¿Me lanzo o no me lanzo?

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El 70% de los participantes se lanzaron a la piscina. En muchos casos, la sola presencia de las cámaras y el hecho de que haya gente esperando abajo fueron acicate suficiente.

Lo realmente curioso es ver cómo las personas toman esa decisión. Casi pueden verse los engranajes del cerebro a toda potencia. Algunas se autoconvencen para tomar esa decisión que va claramente contra su instinto de conservación. A veces intentan razonar consigo mismas. -No está tan alto...- se dicen mientras ponderan la altura una y otra vez. Las parejas tratan de llegar a un acuerdo para lanzarse juntas. Los amigos se pican entre ellos...

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El ser humano lleva tomando decisiones como esta desde que comenzó a pisar este planeta. Probablemente sea eso, nuestra capacidad para superarnos, para ir un paso más allá e intentar lo imposible, lo que nos ha llevado tan lejos. Concentrarlo en la decisión de lanzarse a una piscina es una bonita metáfora. 10 Meter Tower es un corto realizado por los documentalistas suecos Maximilien Van Aertryck y Axel Danielson. Acaba de debutar en el Festival de Sundance. [vía New York Times]