La jerarquía de la muerte: por qué se habla más de Bruselas que de Lahore

La cobertura de los medios viene en gran medida determinada por la calidad de la información y la proximidad de los hechos

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Familiares de una víctima de los atentados de Lahore, Pakistán
Familiares de una víctima de los atentados de Lahore, Pakistán.

Los 72 muertos y 340 heridos tras el atentado suicida en Pakistán de este domingo no han recibido la misma atención que las 35 víctimas de los atentados de Bélgica del martes pasado. Obviamente, se ha informado sobre lo ocurrido, pero la cobertura no es comparable. De hecho, la mañana del lunes "Pakistán" era trending topic en España, pero en gran parte porque muchos de los tuits ponían de relieve esta asimetría informativa.

El reproche ya había circulado la semana pasada: por redes se compartió una viñeta que modificaba la de Le Monde y que recordaba los atentados que habían tenido lugar en Turquía y que la prensa occidental había olvidado. También habíamos visto quejas similares tras los atentados de Charlie Hebdo de enero del año pasado y los de París de noviembre, e incluso después del siniestro de Germanwings.

La jerarquía de la muerte

En Verne habíamos hablado de las razones que motivan esta diferencia de trato, incluso las mencionamos ya la semana pasada: se trata de la llamada jerarquía de la muerte, un término acuñado por los medios anglosajones para describir el diferente trato que se da a unas víctimas frente a otras, especialmente en información internacional. En esta jerarquía influyen la proximidad y la calidad de la información.

1. La proximidad. Nos interesa más lo que ocurre en nuestro país y en países cercanos, además de si hay alguna víctima local. No es necesariamente algo negativo: quizás hemos viajado a París o conocemos a gente que trabaja en Bruselas, por lo que es natural que tanto lectores como periodistas nos sintamos más próximos a estas ciudades y haya más interés por lo que ocurre allí.

2. La calidad de la información. Son muchos los medios que cuentan con corresponsales o enviados especiales en Bruselas. En cambio, no ocurre lo mismo con Pakistán u otros países de fuera de Europa y América, donde en ocasiones solo se cuenta con noticias de agencias y hay menos periodistas sobre el terreno o simplemente que conozcan el país, la lengua y sus medios de comunicación. La información sobre lo ocurrido en Bélgica es más accesible y más fiable.

Víctimas y estadísticas

Todo esto ayuda a explicar por qué hemos visto más noticias sobre Bruselas que sobre Lahore, pero esto no significa que todo esté bien con la diferencia de trato. De hecho, puede conducir a que “se deshumanice el conflicto” y por tanto resulte aún más difícil empatizar con las víctimas, como nos explicaba ya el año pasado la periodista Leila Nachawati, cofundadora de Syria Untold.

En este sentido y como escribía Roy Greenslade en The Guardian, las víctimas en países lejanos muchas veces quedan en meras estadísticas. Las historias individuales que nos llegan son la excepción.

No solo eso: a menudo se habla de estos conflictos desde la perspectiva de los intereses geoestratégicos de los países occidentales. Es decir, no importa lo que ocurre en Siria o en Pakistán, sino cómo nos podría afectar a nosotros.

Nachawati nos recordaba que, a pesar de todas las dificultades, hay que informar más acerca de lo que ocurre fuera de Europa, y apostaba por acercarse a la ciudadanía” e informar sobre asociaciones y campañas civiles. La forma de hacerlo es crear “redes de confianza, lo que ahora es más fácil que hace años”, aunque siga siendo un trabajo a largo plazo.

Facebook y las banderas

Además de la cobertura de los medios, también se critica a menudo la diferente atención en redes sociales, especialmente en Facebook. Tras los atentados de París de noviembre del año pasado, esta red social puso en marcha dos aplicaciones en su plataforma: una permitía poner una bandera de Francia sobre la foto de perfil; la otra fue activar el Safety Check, una herramienta que permitía que quienes estuvieran en París pudieran avisar a sus amigos de que se encontraban bien y que hasta entonces solo se había usado para catástrofes naturales.

En su momento y como ya explicamos, muchos pusieron de manifiesto el agravio comparativo: si Facebook es una empresa que pretende ser global, ¿por qué no permitió poner en la foto de perfil la bandera del Líbano, que había sufrido otro atentado solo dos días antes? Muchos han vuelto a mencionar las banderas tras los atentados en Pakistán para criticar esta diferencia de trato.

Eso sí, la empresa respondió a estas críticas: el mismo mes de noviembre ya activó el Safety Check tras los bombardeos en Nigeria y volvió a hacer lo mismo este domingo después de los atentados en Pakistán (aunque en este caso y por error muchos recibieron la notificación estando a miles de kilómetros de Lahore).

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