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Podríamos estar completamente equivocados sobre la extinción de los dinosaurios

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Cómo se extinguieron los dinosaurios es un tema polémico que ha generado un debate científico sin fin. ¿Los mató un asteroide gigante? ¿Fue una serie de erupciones volcánicas? ¿Una combinación mortal de ambos? Puede que hayamos planteado mal el problema todo este tiempo.

He aquí un punto de vista diferente: los eventos catastróficos no fueron lo único que acabó con los dinosaurios, más bien el último clavo en el ataúd (el linaje venía desmoronándose desde hacía millones de años). La idea no es nueva, pero un estudio publicado hoy en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias ofrece las pruebas más consistentes hasta ahora de que la extinción de los dinosaurios no fue como un árbol sano siendo derribado por una motosierra sino como uno enfermizo cayendo con una ráfaga de viento.

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“A lo largo de los años 80 y 90 emergieron todas esas afirmaciones de que los dinosaurios habían vivido felices hasta el impacto con el que fueron exterminados”, explica a Gizmodo Gerta Keller, paleontóloga de la Universidad de Princeton que no ha participado en el estudio . “Creo que este estudio acaba con esa idea”.

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La disputa sobre lo que terminó con el reinado de los reptiles más grandes y agresivos de la historia de la Tierra se desató entre los paleontólogos hace décadas, con el descubrimiento del cráter de Chicxulub en la península de Yucatán (en México) durante 1980. El cráter, que data de exactamente el mismo tiempo que la desaparición de los dinosaurios en el registro fósil, fue recibido por algunos como la prueba irrefutable de que un gigantesco impacto provocó la extinción masiva del Cretácico-Terciario hace 66 millones de años.

Algunos paleontólogos no están de acuerdo con esta teoría, entre ellos Keller. Casi al mismo tiempo que fue descubierto el cráter de Chicxulub, aparecieron en otras excavaciones las evidencias de una actividad volcánica generalizada hace 66 millones de años que causó una serie de formaciones geológicas conocidas como las traps del Decán. “El impacto fue único golpe único, mientras que la actividad volcánica ocurrió a lo largo de 250.000 años”, cuenta Keller. “Durante ese tiempo, los dinosaurios desaparecieron sin más”.

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La mayoría de nosotros ha oído hablar del impacto de un asteroide gigante. La posibilidad de que los volcanes jugaran un papel importante también es conocida. Pero una escuela de pensamiento complementaria sostiene que ninguno de estos dos eventos nos da la historia completa. Por el contrario, estos investigadores creen que el linaje de los dinosaurios llevaba consumiéndose lentamente millones de años antes del límite K/T. Hasta ahora, esta teoría contaba con un limitado apoyo científico.

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“Los estudios anteriores eran bastante simples”, explica a Gizmodo Manabu Sakamoto, paleontólogo de la Universidad de Reading y autor principal del nuevo estudio. “Contaron el número de especies [de dinosaurios] en cada era o intervalo de tiempo para ver cuáles estaban en máximos y mínimos. Siendo honestos, no es un enfoque muy estadístico”.

Sakamoto y sus colegas utilizaron un procedimiento más riguroso, que mide el número de veces que surgieron nuevas especies de dinosaurios (los llamados “eventos de especiación”) a lo largo de la historia geológica. Durante el Triásico y el Jurásico, la diversidad de los dinosaurios fue en aumento, pero a principios del Cretácico, la especiación había comenzado a estabilizarse. A mediados y finales del Cretácico, la tasa de evolución de los dinosaurios había tomado un claro descenso. Y seguiría cayendo a lo largo de millones de años antes del impacto de Chicxulub.

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“Las nuevas especies no se producían tan rápido como las extinciones de especies”, dice Sakamoto. “Esto hizo que los dinosaurios se volvieran vulnerables a los cambios ambientales drásticos, especialmente a algo como el Apocalipsis”.

El estudio no profundiza en el porqué de la lenta caída de los dinosaurios en el olvido, pero Sakamoto aclara que podrían haber contribuido varios factores. “Las cosas que podemos modelar son bastante limitadas”, explica. “Pero podemos decir que, durante la época en la que observamos un cambio desde la desaceleración hasta el declive real, el mundo estaba pasando por algunos cambios bastante drásticos”. Esto incluye el vulcanismo prolongado, la ruptura del supercontinente Pangea y un importante episodio de enfriamiento global.

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“Podría tener mucho que ver con el clima”, dice Keller. “Hacia el final, cuando ocurre la caída pronunciada, el clima comienza a enfriarse de verdad. Y ahí es donde la desaparición se vuelve muy rápida”.

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Puede que nunca tengamos la historia completa sobre la desaparición de los dinosaurios (demasiadas pruebas se han perdido en el tiempo), pero cuanto más refinamos nuestras herramientas para escudriñar en el pasado, más obvio parece que estos animales asombrosos no fueron aniquilados con un solo tiro. Fue una muerte por mil cortes, que van desde el cambio ambiental hasta los impactos extraterrestres, pasando por las erupciones masivas. Y esa trayectoria es inquietante teniendo en cuenta el curso actual de nuestro planeta.

“Vivimos en un mundo en el que nos enfrentamos casi a diario a niveles sin precedentes de extinción”, dice Sakamoto. “Si seguimos el ejemplo de los dinosaurios, eso significaría que estamos preparando nuestro mundo para una extinción masiva (si se diera algún tipo de un evento catastrófico). Al inferir conclusiones de lo que sucedió en el pasado, podemos aprender cosas sobre nuestro propio futuro”. [PNAS]

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