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Descubre que es un príncipe después de realizar un análisis de ADN vía web

Jay Speights, un pastor afroamericano de Maryland, Estados Unidos, había pasado años preguntándose sobre la historia de su familia. Sabía que sus antepasados había sido esclavos, pero no podía encontrar mucho más aparte de eso. Como muchas personas hoy en día, decidió acudir a Internet, específicamente a la web de ADN llamada Ancestry.com.

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Ancestry.com le informó que era un primo lejano de un hombre llamado Houanlokonon Deka, un descendente del linaje real de Benín, un país pequeño que hace siglos fue el puerto de venta de esclavos más grande del oeste de África. A continuación, Speights decidió realizar una segunda búsqueda e introdujo sus datos en otra base de datos que compara el ADN de afroamericanos y africanos.

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Después de unos minutos, la base de datos le dio un resultado. Tenía ADN de la familia real.

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Speights decidió que quería intentar contactar con su familia lejana en Benín, y la suerte estaba de su lado. Un cura de Benín y su grupo visitó a su iglesia en Nueva York, y Speights le comentó lo que había aprendido de las pruebas de ADN.

Al escuchar el apellido que había recibido de Ancestry.com, Deka, uno de los miembros del grupo de Benín le dijo que conocía al rey de Benín asociado con ese apellido, y le dio a Speights su número de teléfono.

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Sin embargo, la primera vez que Speights llamó al Rey Kpodegbe Toyi Djigla, el líder de uno de los estados en Benín, le colgó. La segunda vez, el rey le pasó el teléfono a su mujer, la Reina Djehami Kpodegbe Kwin-Epo, porque ella sí hablaba inglés.

La reina le pidió que le mandara fotos de sus padres y abuelos, y luego le hizo una pregunta importante: ¿qué quería de ellos? Speights dijo que solo quería respuestas sobre su pasado, algo que había deseado durante años.

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“Eres descendente del Rey Deka, el noveno rey de Allada que reinó desde 1746 a 1765”, escribió la reina por WhatsApp. “Estaríamos encantados de recibirte en tu casa, querido príncipe”.

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Lo que ocurrió luego solo se puede comparar con una película. Speights viajó a Benín, y cuando se bajó del avión, vio que las fotos que le había mandado a la reina estaban reproducidos en carteles grandes colgados por el aeropuerto. Decían: “Bienvenido al reino de Allada, tierra de tus ancestros”. Aparte de los carteles, también le esperaba un festival con cientos de personas bailando y tocando instrumentos. Era una fiesta para él.

Speights pasó la siguiente semana en lo que llama “escuela para príncipes”. Aprendió sobre las costumbres locales y visitó a varios sitios en Allada, aparte de conocer a personas importantes de la región. Le sentaron sobre un trono, le dieron túnicas blancas con encaje, algo que significa que es un hombre de la iglesia, y le regalaron varias coronas.

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De acuerdo con Speights, es el primer miembro del clan Deka que regresa al reino de Allada.

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No obstante, no todo es un cuento de película. La historia no está sin su dolor. Según el Washington Post, el rey que probablemente es antepasado de Speights es uno de varios que capturó y vendió esclavos a comerciantes europeos. Las personas que vendió en general eran miembros de tribus rivales o prisioneros de guerra.

Benín nunca ha totalmente reconocido su papel en el comercio transatlántico de esclavos. Cuando Speights le preguntó a su nueva familia cómo él podría haber llegado a Estados Unidos, le dijeron que los miembros de la familia real no hubieran vendido a su propia gente.

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“Da igual quién hizo qué, todos terminamos en las mismas circunstancias”, dijo Speights. “En cadenas”.

Sin embargo, aunque ha sido doloroso, Speights no se arrepiente. Ha aceptado “tareas reales”, como promocionar Allada y ayudar a traer agua limpia y electricidad a la comunidad donde vive su familia. Speights piensa que es importante que las personas conozcan las historias de sus familias.

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“Aunque no [te enteres que eres de una] familia real, sabes más de ti mismo”, comenta Speights. “Te fortalece. Poder señalar un punto en un mapa de África y decir ‘yo soy de ahí’ hace que te sientas bien”.

[The Washington Post y NPR]