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La siguiente gran amenaza en ciberseguridad será robar tu voz y tu cara
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La siguiente gran amenaza en ciberseguridad será robar tu voz y tu cara

Una 'startup' salida de la Universidad de Montreal permite clonar la voz de cualquier persona de una forma realista

Foto: Modelado en tiempo real de la imagen. (Foto: Disney Research)
Modelado en tiempo real de la imagen. (Foto: Disney Research)

"Les deseo mucha suerte, estoy seguro de que harán un gran trabajo", aseguraba Trump hace unos días sobre la 'startup' Lyrebird, fundada por varios investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá), en una conversación con Obama y Hillary Clinton. ¿Qué ha hecho esta joven empresa para atraer la atención de todos estos políticos? De momento nada, porque las palabras son el resultado de la tecnología que está desarrollando Lyrebird. La primera demo, publicada la semana pasada, muestra cómo sus algoritmos son capaces de copiar la voz de cualquier persona.

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"Graba un minuto de la voz de alguien y Lyrebird puede reducir el 'DNA' de su voz en una única clave. Usa esta clave para generar lo que sea con su voz", resume la web de la empresa. El resultado todavía no es perfecto, pero es un ejemplo más de cómo la inteligencia artificial puede imitar la realidad de forma sorprendente... con los riesgos que esto conlleva.

Nuestra voz lleva en el punto de mira de los cibercriminales varios años. En 2015, investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB) revelaron que los sistemas de autenticación por voz podían ser vulnerados: con el 'software' adecuado, un atacante puede sonar como nosotros hasta el punto de engañar a máquinas y seres humanos. Para ello sólo necesitaría grabar nuestras palabras, por ejemplo a través del acceso a una de nuestras conversaciones telefónicas.

"Unos pocos minutos de audio de la voz de la víctima bastarían para clonar su voz", aseguraba entonces el investigador de la UAB Nitesh Saxena. "Las consecuencias pueden ser graves, porque la voz es una característica única de cada persona y forma la base de su autenticación, por lo que da al atacante las llaves de su privacidad".

Lyrebird es consciente del peligro que suponen estas tecnologías: uno de los pocos apartados de su web está dedicado a explicar su postura ética al respecto. "Las grabaciones de voz son consideradas en la actualidad como una fuerte evidencia en muchos países. Nuestra tecnología cuestiona la validez de estas pruebas, ya que permite manipular con facilidad las grabaciones". La simpática conversación que tienen Trump, Obama y Clinton en la demo podría convertirse en algo mucho más oscuro en malas manos (puedes escuchar la demo en el audio debajo)

Es fácil imaginar las consecuencias de un sintetizador que permite suplantar la identidad de cualquier persona. "Publicando nuestra tecnología de forma que esté disponible para cualquiera queremos asegurarnos de que no existan dichos riesgos. Esperamos que todo el mundo sea pronto consciente de que estas tecnologías existen y que copiar la voz de alguien es posible".

Lyrebird utiliza algoritmos de aprendizaje profundo, una rama de la inteligencia artificial que logra que las máquinas puedan ir un paso más allá para 'rellenar los huecos'. Pero no es la única empresa que ha logrado usar estas tecnologías para 'suplantar' parte de nuestro ser de forma digital.

Caras y huellas dactilares

Cuando se anunció el estreno de 'Rogue One', la última película de la saga de 'Star Wars', el público se sorprendió al saber que el actor británico Peter Cushing, fallecido en 1994, volvería a 'interpretar' al malvado Gobernador Tarkin. Es uno de los ejemplos más recientes de cómo las nuevas técnicas de captura de imagen pueden jugar con la realidad. El año pasado, investigadores de la Universidad de Stanford (EEUU) crearon mucha expectación al presentar Face2Face, un programa de 'intercambio' de caras que funciona mediante redes

El presentador Jimmy Kimmel se 'convirtió' en el boxeador Mike Tyson por una noche, pero no hace falta visitar un centro de investigación puntero para comprobar el realismo que puede alcanzar el 'software'. En las últimas semanas, la aplicación rusa FaceApp [iOS, Android] ha sorprendido a todos por su capacidad para envejecernos... o cambiar nuestro sexo.

'Robar' la cara y la voz de una persona parece ciencia ficción, pero conviene recordar que ninguna técnica de autenticación biométrica ha resultado segura al cien por cien. Los escáneres de huellas dactilares son ya comunes en muchos 'smartphones', y los de iris comienzan a asomar con timidez (como en el reciente Samsung Galaxy S8). Es cuestión de tiempo que nuestra voz y nuestra cara se conviertan en un jugoso botín para los cibercriminales.

"Les deseo mucha suerte, estoy seguro de que harán un gran trabajo", aseguraba Trump hace unos días sobre la 'startup' Lyrebird, fundada por varios investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá), en una conversación con Obama y Hillary Clinton. ¿Qué ha hecho esta joven empresa para atraer la atención de todos estos políticos? De momento nada, porque las palabras son el resultado de la tecnología que está desarrollando Lyrebird. La primera demo, publicada la semana pasada, muestra cómo sus algoritmos son capaces de copiar la voz de cualquier persona.

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