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La azafata que sobrevivió a una caída de 10 mil metros de altura, ¿realidad o ficción?

El 26 de enero de 1972 iba a ser otro día de trabajo más en la vida de la azafata Vesna Vulović. No fue así evidentemente. Cuando acabo el día había sido la única superviviente del accidente en el vuelo 367. El avión en el que volaba había explotado en el aire y ella seguía con vida tras caer sin paracaídas de una altura de más de 10.000 metros. Si ya de por sí esto parece imposible, cuando Vesna se despierta no se acuerda de nada.

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Lo ocurrido esas fechas tiene varias lecturas. La primera es que Vulović guarda desde ese día un récord del mundo en el Libro Guinness de los récords. Nadie jamás en la historia ha podido sobrevivir a una caída libre sin paracaídas desde semejante altura con el añadido de que lo hizo dentro de un artefacto. La segunda lectura de los acontecimientos que tuvieron lugar es más complicada de explicar. La pregunta es simple: ¿cómo consiguió salir con vida? Para intentar entenderlo debemos retroceder en el tiempo hasta ese mes de enero. Una mañana como otra cualquier en la vida de Vesna Vulović.

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Vulović, hasta el infinito y más allá

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Nuestra protagonista se levanta esa mañana y se dispone a ir al trabajo. Ese día el vuelo 367 de la compañía yugoslava JAT debía hacer la ruta Estocolmo-Copenhague-Zagreb-Belgrado. Ironías del destino, a Vulović no le tocaba ese vuelo, pero un error con otra compañera que tenía el mismo nombre la acaba incluyendo en la tripulación.

Tras las dos primeras escalas, el vuelo inicia la ida hacia Zagreb con 28 personas, 5 miembros del equipo de tripulación y 23 pasajeros. Con normalidad absoluta asciende y toma velocidad de crucero. Unos minutos más tarde y según el informe oficial, se produce una explosión en el compartimento del equipaje de la parte delantera del avión. Como consecuencia, el McDonnell Douglas DC-9 se parte literalmente en dos.

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El avión cae en picado mientras se rompe en pedazos desde una altura de 10.160 metros. Acaba en la ladera de una montaña nevada localizada a la altura de Srbská Kamenice en la República Checa. La escena es dantesca, como en cualquier accidente de este tipo, pero en este caso con una salvedad: hay una superviviente, Vesna es la única de entre las 28 personas que partieron de Copenhague. La primera persona que entra en contacto con ella es Bruno Henke, el hombre que la rescata de entre los escombros y el fuselaje.

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El informe oficial: parte del accidente

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Antes de volver a la situación de la azafata conviene hablar de los informes y lo ocurrido en los días posteriores. Al día siguiente del accidente, en la mañana del 27 de enero de 1972, un hombre anónimo llama al diario Kvällsposten (Suecia) alegando que era un croata miembro de un grupo nacionalista separatista. El hombre indica que su grupo había colocado una bomba en el avión. Al poco tiempo de esta llamada es el propio gobierno yugoslavo el que acusa y culpa del atentado a la Ustacha (organización ultra nacionalista croata).

Pasarían dos años hasta que concluyeron pero oficialmente y a día de hoy, el 7 de mayo de 1974 finaliza el informe oficial de la comisión de investigación. Se declara que efectivamente se produjo una explosión en el compartimento del equipaje de la parte delantera del avión. Además y según el servicio secreto de Checoslovaquia, se acaban presentando como pruebas partes de un reloj despertador encontrado 10 días después del accidente, restos que según los investigadores provenían de una bomba.

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Aún así y tras dos años de investigaciones no se encuentran pruebas de que fuera un ataque terrorista de un grupo en concreto. Tampoco se encuentran las cajas negras. El informe concluye que la explosión fue el resultado de la bomba. Sin más. Caso cerrado de manera oficial hasta hoy.

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¿Cómo pudo sobrevivir Vesna Vulović?

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De acuerdo a las pesquisas de la investigación Vulović cayó aproximadamente 10.160 metros. El brutal accidente dejó a la azafata con fractura de cráneo, tres vértebras rotas (una aplastada por completo) que la dejaron paralizada temporalmente de cintura para abajo y las dos piernas rotas. Estuvo en coma durante 27 días, razón por la que ha tenido amnesia desde entonces y no recuerda nada desde el comienzo del vuelo hasta pasadas varias semanas ya en la clínica. Pero había sobrevivido.

¿Cómo? Con el tiempo han existido diferentes teorías y puntos de vistas de profesionales y expertos en el terreno para dar veracidad a la caída de Vulović. La mayoría acaban dando por válido que un carrito empotrado contra la mujer la habría sostenido de salir disparada del avión, a esto hay que sumar que tras el impacto la parte trasera del avión donde se encontró a Vesna no había sufrido grandes daños, por lo que es posible que ayudó a amortiguar y proteger algo la caída de la azafata, además, la fricción del aire contra el fuselaje habría ralentizado la caída, de esta forma la joven no alcanzó la velocidad límite o terminal (velocidad máxima que alcanza un cuerpo moviéndose en el seno de un fluido infinito bajo la acción de una fuerza constante). Finalmente, el hecho de que el avión chocará contra una ladera de una montaña con nieve también ayudó a que el impacto no fuera mayor, habría caído en un ángulo con el que la parte del avión se fue deslizando mientras entraba en contacto con la tierra en vez de impactar de lleno.

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En definitiva, que se tuvieron que dar todo este cúmulo de casualidades para que la afortunada azafata se librara del fatal desenlace. Y aún así, parece demasiada fortuna, pero nadie se atreve a decir que no es posible porque la prueba irrefutable es que Vulović está viva.

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Un tiempo después la azafata explicaría en una entrevista lo siguiente:

El hombre que me había encontrado me dijo que estaba en la mitad del avión. Estaba con la cabeza abajo y uno de mis compañeros fallecido encima mía. Tenía una parte de mi cuerpo y una pierna en el avión y el resto fuera. Uno de los carritos del catering estaba literalmente fijado sobre mi columna, esto fue probablemente lo que me hizo permanecer en el interior del avión. El hombre que me encontró me dijo que había sido muy afortunada, él había estado en el ejército alemán como médico durante la Segunda Guerra Mundial y sabía como tratar a un herido de mis características en el lugar del accidente.

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Desde luego, tal y como avanza el relato, Vulović es un caso de extremada suerte, un milagro si existieran. No sólo había logrado sobrevivir a semejante caída, tras el terrible impacto se encontraba a una primera persona que supo tratar con la gravedad de su situación ya que era médico.

Si os fijáis bien hay una parte de la versión de Vesna que no concuerda con las hipótesis de los expertos que han intentado darle validez a lo ocurrido. Tal y como ella relata, a su vez de las palabras de Bruno Henke, el hombre que la encontró, ella no se encontraba en la cola del avión, estaba en la mitad del mismo cuando Henke la encontró.

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Si fuera así, la mayoría de las teorías sobre su supervivencia caen en saco roto. Parece francamente difícil que permaneciera en el avión desde la mitad del mismo cuando este cae en picado partido en dos. Por otra parte tiene todo el sentido que realmente estuviera en la mitad. Pensemos que una vez alcanzada la velocidad de crucero lo más probable es que ya no estuviera sentada y estuviera atendiendo al personal o en tareas propias del trabajo.

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¿Entonces? La historia de Vesna hasta hace muy poco era simplemente la historia de una mujer que sobrevivió a una caída libre de más de 10 km en el interior de un avión. Es lo único que se podía sacar en claro. Su amnesia impedía saber con exactitud de qué manera un cuerpo pudo soportar lo ocurrido.

Durante el largo proceso de rehabilitación la azafata continuó trabajando para la aerolínea JAT, aunque esta vez desde una mesa de trabajo. Vulović finalmente se recuperaba de todas las lesiones y podía volver a andar. Incluso volvió a ejercer de azafata de vuelo ya que como ella misma dijo en las entrevistas, no tiene ningún miedo a volar porque no recuerda el accidente.

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Su historia se convirtió en la historia de toda una heroína nacional en la antigua Yugoslavia. En 1985 llegaría el reconocimiento por el que es mundialmente famosa. Pasaba a ingresar en el Libro Guinness de los récords por esa tremenda e inverosímil caída. Lo hacía en una ceremonia que tenía lugar en Londres y que tuvo a Paul McCartney para la entrega del premio.

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Cinco años después, en 1990, la azafata era despedida de JAT por sus continuas críticas hacia la figura de Slobodan Milošević. Hoy y ya con 66 años, Vesna vive retirada en un pequeño apartamento de Belgrado.

Lo que posiblemente nunca pensó es que pasados casi 40 años su “caso” volvería a ser noticia.

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La teoría checa

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Y es que en enero del 2009 se publica un reportaje en la revista Tagesschau junto a un especial del mismo en la cadena alemana de radio ARD. Se trataba de una investigación que habían llevado el periodista Peter Hornung-Andersen junto a Pavel Theiner y Tim van Beveren. Un trabajo donde se venía a tirar por tierra la versión oficial de los hechos. Los periodistas argumentaban que el avión realmente había sido derribado por error por la Fuerza Aérea Checoslovaca a pocos metros del suelo, no a los 10.000 metros de la investigación oficial. Para Hornung:

Es muy probable que el avión fuera derribado por error por la Fuerza Aérea de Checoslovaquia, y con el fin de encubrirlo la policía secreta concibió el famoso récord. La policía secreta ha sabido difundir este cuento increíble por todo el mundo. Es sorprendente que los servicios secretos comunistas de Checoslovaquia lograran difundir a nivel internacional una historia tan increíble sin que tan siquiera en Occidente se pusiesen en duda las circunstancias del accidente. La historia era tan buena y tan hermosa que nadie pensó en hacer preguntas. Además, la policía secreta yugoslava también ayudó a mantener esa versión de la historia, pensemos que nunca se encontraron las cajas negras... Todavía hay quien trata de explicar científicamente cómo pudo sobrevivir la azafata a una supuesta caída desde más de 10.000 metros de altura.

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Según explicaron los periodistas, la investigación estaba avalada por documentos que tenían en su poder, documentos desclasificados tanto de Aviación Civil como del Archivo Nacional Checo que no eran públicos anteriormente. El trabajo venía a decir que todas las evidencias sobre la altura habrían sido falsificadas e inventadas por la policía secreta checoslovaca.

Estos documentos desclasificados exponían como posibilidad que el avión tuviera problemas y que por esta razón descendió muy rápido, quizá con la intención de un aterrizaje forzoso, quizá no, no queda del todo claro. Lo que si confirmaban es que el avión, al cambiar de ruta repentinamente, habría aparecido en los radares y al no estar identificado la Fuerza Aérea habría actuado derribándolo a 800 metros del suelo.

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Además, la investigación se apoyaba confirmando declaraciones de varios testigos del pueblo cercano al lugar del accidente, testimonios que aseguraban haber visto el avión ardiendo pero de una pieza para más tarde explotar a unos 800 metros.

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Finalmente se exponía como motivo principal del engaño los propios acontecimientos, modificando la historia por una realidad alternativa, una cortina de humo, donde aparece la imagen e increíble historia de Vesna y su gran récord. Los periodistas concluían el trabajo denunciando que muchos de los documentos con información clave sobre el caso habían sido destruidos.

¿Qué dijeron las Autoridades de Aviación Civil Checa? Desmintieron todos y cada uno de los puntos aportados por la investigación de los periodistas, la cual denominaron como una conspiración, pero sin aportar ninguna prueba que desmontara los informes que tenían en su poder ni explicar mucho más.

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A partir de esta investigación creer en la versión “oficial” ha sido, más que nada, un acto de fe. Mientras, la protagonista de esta historia de récords, montajes y por encima de todo, superviviente de un accidente, vive toda esta nueva realidad de su caso desde la lejanía:

Sobre el informe de los periodistas no puedo decir nada, ni si ni no. El último recuerdo que tengo es el de antes del accidente en el momento del embarque en Copenhague y luego tras salir del coma en el hospital. La verdad es que no sé que decir cuando la gente me dice que tengo suerte… la vida es tan difícil hoy, pero cada vez que pienso en el accidente, lo único que me viene a la mente es un sentimiento de culpa por haber sobrevivido y lloro, es entonces cuando creo que tal vez no debería haber sobrevivido en absoluto.

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